En los quirófanos modernos, el color de las batas de cirugía ha cambiado drásticamente desde los primeros días de la medicina.
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Aunque en un principio eran blancas, con el tiempo los cirujanos y expertos en salud optaron por colores como el verde y el azul. Esta decisión no fue estética, sino práctica y basada en la ciencia del color y la fatiga visual.
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El blanco, aunque símbolo de limpieza y esterilidad, resultaba problemático en las salas de operación. La razón principal es que el blanco refleja la luz intensa de los quirófanos, lo que puede generar deslumbramiento y fatiga visual en los cirujanos. Además, en un entorno donde la atención a los detalles es crucial, la fatiga ocular puede comprometer la precisión y la seguridad durante las intervenciones.
Otro factor clave es la relación entre los colores y la percepción visual. Durante la cirugía, los médicos trabajan constantemente con tonos rojos, debido a la sangre y los tejidos internos. El verde y el azul, colores opuestos al rojo en el círculo cromático, ayudan a mejorar la agudeza visual y reducen el efecto de las imágenes residuales. Si un cirujano mira fijamente algo rojo y luego dirige la vista a una superficie blanca, es probable que vea una imagen fantasma verdosa, lo que podría ser una distracción molesta.
El uso de colores fríos como el verde y el azul también tiene un impacto en la concentración y el bienestar de los profesionales de la salud. Está demostrado que estos tonos generan una sensación de calma y estabilidad, reduciendo el estrés en un entorno donde la presión es constante. Además, las manchas de sangre no resaltan de forma tan agresiva en una tela verde o azul como lo harían en una blanca, lo que contribuye a mantener un ambiente más neutral y menos impactante para el equipo médico.
Con el tiempo, estos colores no solo se han implementado en las batas quirúrgicas, sino también en otros elementos del quirófano, como cortinas, paredes e iluminación. Todo esto contribuye a mejorar las condiciones de trabajo y garantizar la seguridad de los pacientes.
En conclusión, el cambio de las batas blancas a verdes o azules en cirugía no fue una simple cuestión de moda, sino una evolución basada en la ciencia y la ergonomía visual. Estos colores permiten una mejor concentración, reducen la fatiga ocular y ayudan a los cirujanos a trabajar con mayor precisión, haciendo que el entorno quirúrgico sea más eficiente y seguro para todos.
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