¿A quién le creemos?, opinan internautas al escuchar las dos versiones de un hecho que ocurrió hace más de 30 años.
Noticias Colombia.
Martín Orozco, más conocido en Colombia como ‘Ley Martin’, un locutor y abogado barranquillero, fue entrevistado en La Esquina del Podcast y allí volvió a tocar el tema de un supuesto inconveniente que hace más de 30 años tuvo con el artista Rubén Blades.
En ese programa dirigido por el bloguero Andy Alonso, el fundador de Los Premios Luna manifiesta que el cantautor panameño, una de las estrellas del género salsa en toda su historia, supuestamente le incumplió un contrato y por eso perdió cerca de 5 mil dólares por allá en la década de los 80’s.
Vea: «Yo no estoy en ninguna de esas estúpideces comunista, ni imperialista»: Rubén Blades sobre protestas en Cuba
El acuerdo que Ley Martin asegura tuvo con Blades, comprendía tres toques: uno en Bogotá, otro en Cartagena y el último en Barranquilla. No obstante, el cantante nunca se presentó a esos tres shows.
¿La razón?: ahí es donde entran las diferencias ya que ambos tienen versiones diferentes sobre lo ocurrido.
Ley Martin dice que el salsero «le robó»
El comunicador atlanticense, expresó en los micrófonos que el salsero se fue del país antes de realizar las tres presentaciones y él nunca supo el por qué.
Según dijo, tiempo después se enteró por medio de un músico de Blades, que supuestamente Blades le había incumplido porque el lunes de ese fin de semana de las tres presentaciones, tenía que acudir bien temprano a la Corte de Nueva York para «rescatar sus obras como «Plástico» y «Pedro Navaja» en un pleito con La Fania All Stars».
«A mí que soy su amigo, debió devolverme la plata», sostuvo el locutor, quien cuestionó al cantante por el supuesto gesto que tuvo con él en aquella época.
Acá sus declaraciones:
Rubén Blades responde
A través de sus redes sociales, Rubén Blades respondió con un video a las acusaciones del locutor y comunicador barranquillero ‘Ley Martin’.
Se lee textual en su perfil de Facebook:
«¿Cuál fue la razón por la que nos fuimos de Colombia sin tocar?
En 1983 ó en 1984, (me inclino por 1984) el agente y promotor de shows, David Maldonado fue contactado en New York por el señor «Ley Martin» con el propósito de contratarme y a «Seis del Solar», para tres presentaciones en Colombia. El contrato fue negociado entre la oficina del agente y promotor David Maldonado y el señor «Ley Martin», por un total de $15,000 (quince mil dólares).
A pesar de que repetidamente solicitamos que se nos enviaran las visas de trabajo acordadas con el contratante, el señor «Ley Martin» jamás las envió, alegando todo tipo de excusas.
Cuando le indicamos que sin visa no viajaríamos, el señor «Ley Martin» comenzó a lamentarse diciendo que íbamos a dejar mal a los fans que ya habían adquirido sus boletos de entrada y nos aseguró que las visas estarían esperándonos en Bogotá, Colombia, a nuestra llegada.
A pesar de mi aprehensión de viajar sin visas de trabajo, por respeto a los fans, decidimos viajar de todas maneras (algo que nunca más volví a hacer, el viajar sin visa o permiso de trabajo).
Cuando llegamos a Colombia ese jueves en la noche el señor «Ley Martin» no estaba en el aeropuerto esperándonos, como dijo que haría. En su lugar estaban unos tipos que David no conocía pero que se identificaron como los «socios» del señor «Ley Martin». Luego de recoger nuestro equipo y maletas, esta gente nos llevó al hotel en el que nos hospedaríamos. Era un hotel distinto al que habíamos acordado y protestamos por ello. Nos aseguraron que era un error, que habían tenido que hacerlo porque no habían habitaciones disponibles debido a no sé qué otros eventos y prometieron que al día siguiente nos mudarían de hotel.
A las dos o tres de la madrugada el promotor nuestro, de New York, David Maldonado, me llamó a mi habitación y nervioso me pidió que fuera a verlo a su cuarto. Pregunté ¿para qué? y me dijo que tenía a unas personas con él que decían ser socios del señor «Ley Martin» y que por favor bajara rápidamente.
Cuando entré a la habitación de nuestro promotor Maldonado, él visiblemente preocupado, me indicó que estas otras personas que antes no habíamos jamás visto afirmaban que el señor «Ley Martin» les había prometido dos shows adicionales, que «Seis del Solar» debía tocar gratis.
Uno de los dos individuos tenía todos nuestros pasaportes consigo (se los habíamos dado a los que nos recogieron en el aeropuerto cuando llegamos, para que nos dieran la visa de trabajo que no habían enviado a New York, como había sido inicialmente acordado). Cuando les respondí que nosotros solo íbamos a cumplir con lo contratado, tres shows y no cinco, el señor con los pasaportes le dijo a uno de los que nos habían recogido en el aeropuerto que si no tocábamos esos shows gratis, él no nos daría la visa de trabajo. Esto me hizo pensar que ese señor era miembro del gobierno, o tenía algo que ver con el departamento laboral. En ese momento le dije a esa persona que me entregara los pasaportes, cosa que hizo, y yo le dije a los que nos habían llevado al hotel desde el aeropuerto que si esto no se arreglaba que nos iríamos al día siguiente.
Uno de ellos se río y con sorna preguntó: «¿y cómo creen que van a poder salir de Colombia»?, cosa que más que asustarme lo que hizo fue molestarme. Le respondí:
«Mañana llamo a mi embajada y les notificaré lo que ustedes están haciendo y de sus amenazas». Me fui de la habitación con los pasaportes y llamé a los miembros de la banda y al «bandboy», «Trigger» y les dije; no desempaquen que posiblemente nos vamos mañana tan pronto podamos».
En el hotel mismo, abajo, había una oficina de viajes aéreos y David Maldonado se encargó temprano en la mañana de arreglar lo de las reservaciones de avión nuevas de regreso a New York.
Llamé a la embajada, explique lo que estaba pasando y reporté las amenazas que se le habían hecho al grupo y a nuestro agente David Maldonado cuando salí del cuarto luego de la reunión en la madrugada.
Nuestro embajador en Colombia, Jorge Ritter, vino hasta el hotel en su automóvil oficial y se quedó con nosotros hasta que el trámite con el cambio de reservaciones fue cumplido. Luego vino con nosotros en los vehículos que alquilamos para ir hasta el aeropuerto y los «socios» de «Ley Martin» nos siguieron en sus carros hasta el propio aeropuerto.
Llegamos con el embajador Ritter, fuimos a chequear nuestros boletos y equipajes, lo hicimos sin problemas, pasamos inmigración sin problemas (como no teníamos visa de trabajo entramos y salimos como «turistas») y llegamos hasta la compañía aérea, que si mal no recuerdo era American Airlines.
Allí esperamos a que llamaran al abordaje y cuando lo hicieron, una persona sin uniforme pero al parecer con influencia, no dejó que ninguno de los que formábamos parte de «Seis del Solar» abordara el avión, a pesar de tener nuestros papeles en regla y boletos válidos para viajar.
El Embajador Ritter, que se había quedado hasta vernos partir seguros, montó en cólera y le advirtió a los representantes de la aerolínea en el lugar, que estábamos siendo retenidos en contra de nuestra voluntad y que si el avión partía sin nosotros habría un problema diplomático y un escándalo.
El Embajador Ritter, luego de su advertencia, me dijo que esperaramos mientras él hacía unas diligencias y se fue a otra parte de la sala de espera del aeropuerto, a hacer llamadas telefónicas. Media hora o más estuvimos sentados, nerviosos esperando a ver qué pasaba, con el tipo en civil que había impedido nuestra entrada al avión mirándonos riendo, como diciendo, «ustedes no salen de aquí».
En eso vino corriendo el embajador Ritter y le comunicó al personal de tierra de American Airlines que llamarían dentro de poco del departamento de inmigración del propio aeropuerto para autorizar nuestra salida.
Así fue, el tipo vestido de civil desapareció del lugar, y entonces por fin pudimos subir al avión. Me quedé de último, esperando que todo mi grupo estuviera dentro de la nave antes de entrar yo a ella.
El Embajador Ritter me dijo: «coño, estos tipos tienen influencia. Tuve que llamar a la presidencia de la República de Colombia y explicar lo que ocurría y fue de allí de donde se autorizó la orden al aeropuerto para que los dejaran viajar».
Así fue que pudimos salir de Colombia, me dijo el Embajador Ritter, por la llamada de la presidencia.
Esta es la razón por la cual, por primera y única vez en mi vida, deje de cumplir compromisos adquiridos estando presente en el lugar donde estaba supuesto a cumplirlos.
El Embajador Jorge Ritter aún vive, está en Panamá y es hoy una persona amiga mía, con la que conversó frecuentemente. Él estará dispuesto a corroborar los hechos que he narrado, en las partes en que él estuvo involucrado. Eddie Montalvo está dispuesto a corroborar los hechos que he presentado como explicación de lo ocurrido. El agente, David Maldonado, está aún en New York, dispuesto a corroborar los hechos.
El dinero que el señor «Ley Martin» presentó como pago por las presentaciones que no fueron celebradas lo perdió con la agencia con la que negocio, por quebrar y violar las condiciones de trabajo contempladas en ese contrato.
Fue su irresponsabilidad, o ¿quizás matraqueo?, lo que produjo la situación que nos llevó a cancelar los shows. ¿Quiénes fueron los socios de «Ley Martin»? Nunca supimos quiénes eran, ni los nombres de los dos aparentes funcionarios que en el hotel nos exigieron para recibir la visa de trabajo el tocar dos shows adicionales, gratis, que no formaron nunca parte del contrato firmado por nosotros.
El asunto no terminó allí. Cinco años más tarde, antes del vencimiento del plazo para hacerlo legalmente, uno de los supuestos «socios» del señor «Ley Martin» y del que no había oído, ni yo, ni el agente David Maldonado, me demandó en una corte del condado de Queens, en New York, por un millón de dólares, alegando que había incumplido mi contrato en Colombia.
Todavía tengo las minutas de la demanda. Cuando me negué a considerar un arreglo extrajudicial, el asunto se prolongó por varios años más, con el demandante no asistiendo a los plazos para presentarse en juicio. Lo hizo varias veces y el juez, viendo que la demanda carecía de fundamento y seriedad, desestimó el caso y me declaró no responsable por el monto demandado.
Esta es la triste historia del señor «Ley Martin», cuyo nombre real es Martin Alejandro Orozco Sánchez.
Todo lo demás que argumenta en sus entrevistas, de que Celia le salvó la casa, de eso no sé nada. Asumo que fue otra ocasión en la que abusó de la confianza de otro, como lo que ocasionó que lo demandáran en 1991 y después, como reportó periódico El Tiempo, de Bogotá, lo condenaron a prisión por «peculado, apropiación indebida y estafa agravada» en perjuicio de la Ciudad de Barranquilla, Colombia.
Como indiqué inicialmente, las falsas declaraciones y mentiras alegadas en mi contra por el señor «Ley Martin» son las que me obligan a mencionar su nombre y a comentar, aclarar y explicar qué fue lo que pasó. No me interesa entablar polémicas públicas con esta clase de individuos; y si lo que buscaba es publicidad, creo que esta es la manera más torpe, suicida y contraproducente de producirla.
A través de mi carrera, he realizado decenas de conciertos en Colombia en incontables ciudades, en festivales y ferias, en carnavales y universidades, en teatros y estadios.
Mis lazos con el generoso pueblo colombiano no solo son profesionales, son también familiares (mi padre nació en Santa Marta, Colombia), y de amistad y admiración por músicos como Fruko y sus Tesos y Joe Arroyo, para mencionar solo un par, contactos cosechados durante los más de 50 y tantos años hasta nuestros días, en el constante ir y volver de Colombia, y alrededor del mundo, incluyendo colaboraciones musicales con artistas colombianos como el amigo Carlos Vives.
Nada ni nadie podrá borrar ni desmerecer el cariño recibido de parte de los colombianos y colombianas, afecto que es respondido por mí, de igual forma: con mucho agradecimiento, amor y control…
¡Nos vemos pronto!»
La réplica de Ley Martin
Luego de la respuesta de Ley Martin, fue contactado por un periodista local de la ciudad de Barranquilla que quiso conocer su opinión sobre las declaraciones del salsero panameño.
Ley Martin insistió en que Blades se devolvió a Nueva York ya estando en Colombia para esas tres presentaciones, para atender el llamado de la corte de Nueva York en el caso de La Fania All Stars.
Y sentenció: «El señor Rubén Blades me robó un dinero hace cuarenta años». Según Ley Martin, ese dinero debería dárselo el cantante al Asilo de San Antonio de Barranquilla que al día de hoy serían 500 mil dólares de acuerdo a sus cuentas.
Sobre el protagonismo que Blades acusa quiere ganar Ley Martin, el locutor expresó lo siguiente:
«Yo no ando buscando protagonismo porque yo soy un señor. Yo quise ser famoso cuando era joven y peleaba con todo el mundo en ese afán de salir adelante», concluyó.
A continuación sus palabras:
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Foto de portada: @alexanderlewis @rubenblades
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