Santuario de la cultura arquitectónica más importantes de América.
Noticias Colombia.
Ubicado en el extremo nororiental del departamento de Boyacá, El Cocuy es mucho más que un pintoresco municipio anclado entre montañas. Es una tierra cargada de historia, identidad y riqueza natural. Fundado en 1541, este poblado conserva una arquitectura colonial que se entrelaza con los relatos ancestrales de los pueblos originarios, convirtiéndolo en uno de los destinos culturales más singulares del altiplano colombiano. Calles empedradas, casas de tapia y techos de teja roja acompañan a los visitantes en su recorrido por un lugar que parece suspendido en el tiempo.
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Más allá de su historia colonial, El Cocuy es sagrado para la comunidad indígena Uhuá, descendiente directa de la familia Muisca. Este pueblo, cuyo nombre resuena con la vibración de los insectos nocturnos, ha sido llamado por los sabedores “los que vuelan, bailan y alumbran por la noche”, en alusión a su conexión espiritual con la naturaleza y los ciclos lunares. Los Uhuá han custodiado por generaciones las montañas sagradas, los rituales del páramo y la memoria de los antiguos caciques, protegiendo un legado que se resiste al olvido.
La presencia Uhuá en El Cocuy no es solo un recuerdo del pasado; es una realidad viva que se expresa en la danza, la música, la medicina tradicional y las ofrendas al nevado. Para ellos, el territorio no es solo geografía, sino un ser vivo al que se le debe respeto. El Cocuy, entonces, no es solo un municipio, sino un territorio ceremonial, un espacio donde se conectan el mundo de los humanos, los espíritus y los elementos naturales.
La majestuosidad del Parque Nacional Natural El Cocuy complementa esta dimensión espiritual. Con sus glaciares, lagunas, frailejones y más de 25 picos nevados, es uno de los ecosistemas más diversos del país. La montaña más alta, el Ritacuba Blanco, se alza como un vigía ancestral que observa silenciosamente el tránsito de caminantes y peregrinos. En sus faldas conviven distintos pisos térmicos, desde cálidos valles hasta fríos páramos que se tornan blancos al amanecer, y que son sagrados para los pueblos indígenas.
El turismo ha llegado a este paraíso con fuerza en las últimas décadas, lo que ha generado tensiones entre la conservación ambiental, el respeto a las culturas originarias y el desarrollo económico. Mientras algunos habitantes promueven el ecoturismo como una forma de sostener el municipio, los líderes Uhuá insisten en la necesidad de un turismo consciente, que entienda la montaña no como un trofeo, sino como un ser que siente y se comunica. Subir al nevado, para ellos, es un acto de reverencia, no de conquista.
Hoy, El Cocuy sigue siendo un territorio de profundas contradicciones y esperanzas. Entre la modernidad que toca las puertas y las raíces que se aferran al suelo, este rincón de Boyacá resiste con dignidad, guardando en cada piedra y en cada canto de los Uhuá el secreto de una Colombia que aún vibra con la voz de sus ancestros. Aquí, donde vuelan, bailan y alumbran los espíritus, la historia no se olvida: se vive.
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