Ofrece una panorámica privilegiada del corazón volcánico de Colombia.

Noticias Colombia.

Ver al mismo tiempo los nevados del Ruiz, Santa Isabel y Tolima es un privilegio que pocos tienen. Estos tres gigantes blancos forman parte del Parque Nacional Natural de los Nevados, administrado por el Ministerio de Ambiente y ubicado entre los departamentos de Caldas, Risaralda, Tolima y Quindío.

Este ecosistema de alta montaña es uno de los más visitados de Colombia, pero también uno de los más exigentes: las condiciones climáticas extremas, los senderos de alta dificultad y los riesgos geológicos han limitado el acceso directo a muchos turistas (Ministerio de Ambiente, 2024).

Por eso, contemplarlos desde lejos se ha convertido en la mejor alternativa para cientos de viajeros.

Sin embargo, desde Bogotá u otras ciudades, no siempre es posible verlos con claridad. Lo que pocos saben es que a menos de tres horas de la capital existe un lugar con excelente visibilidad, buen clima y una ubicación privilegiada: una población tolimense que, sin estar en lo alto de la cordillera, ofrece una de las vistas más completas y despejadas de estos tres nevados.

“Aquí es posible ver los tres nevados en días despejados sin necesidad de caminar kilómetros ni exponerse al frío extremo”, explica Camilo Forero, guía turístico local.

Fe, agua y naturaleza: el otro rostro del turismo tolimense

Pero la vista no es el único tesoro. Este municipio es un destino en auge por sus balnearios, parques acuáticos, senderos ecológicos y rica vida cultural.

No por nada se le conoce como un “oasis del Tolima”, un apodo que se ha ganado por la concentración de piscinas, zonas de descanso y centros recreativos que lo rodean.

Muy cerca se encuentra Piscilago, uno de los parques acuáticos más grandes del país, según la Caja de Compensación Colsubsidio (2024).

La devoción mariana también atrae a miles de visitantes, especialmente durante las festividades religiosas.

El santuario dedicado a la Virgen del Carmen fue reconocido por el Vaticano en 1934 como lugar de peregrinación. Allí confluyen la fe católica, las costumbres rurales y el folclor del Tolima.

“La gastronomía es otro de sus fuertes. Aquí se puede comer tamal tolimense, lechona, sancocho de gallina o un masato casero mientras se admiran las montañas”, cuenta Luz Dary Rodríguez, habitante de la zona.

La región también ofrece experiencias ecoturísticas como la Cascada La Telaraña, el Lago Arenitas y senderos rurales que permiten el avistamiento de aves. Las temperaturas, que rondan los 28 a 32 °C la mayor parte del año, lo hacen un punto ideal para el descanso.

Desde Cali, el recorrido por tierra tarda entre 7 y 8 horas, pasando por Ibagué y luego tomando la vía hacia Melgar.

Para los bogotanos, el trayecto es más corto y directo, lo que ha convertido este destino en una escapada de fin de semana cada vez más popular.

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