No le pagaban mucho por hacer ese oficio.
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J Balvin, uno de los artistas de reguetón más influyentes del mundo, tuvo un camino difícil antes de alcanzar la fama. Antes de convertirse en una superestrella global, el colombiano pasó cerca de 10 años en Estados Unidos, donde vivió de manera ilegal y tuvo que desempeñar distintos trabajos para sobrevivir. Su historia es un reflejo del esfuerzo y sacrificio que muchos inmigrantes enfrentan en busca de mejores oportunidades.
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Durante su estancia en Estados Unidos, Balvin realizó trabajos en la construcción, pintando casas y edificios. En varias entrevistas, ha mencionado que trabajaba largas jornadas bajo el sol, con un esfuerzo físico intenso y una paga baja. A pesar de las dificultades, este periodo le permitió conocer de cerca la realidad de los inmigrantes latinos y valorar el esfuerzo que requiere salir adelante en un país extranjero.
Además de la construcción, el cantante también trabajó como repartidor en Nueva York. En aquella época, recorría las calles de la ciudad entregando mercancías, experimentando de primera mano la dureza de un sistema que muchas veces no reconoce el sacrificio de los trabajadores indocumentados. Estos años fueron fundamentales en su formación personal, ayudándolo a desarrollar la resiliencia y la determinación que más tarde lo impulsarían en su carrera musical.
«Es un momento para estar unidos. Me duele profundamente. Yo trabajé ilegalmente 10 años en Estados Unidos, pintando casas, por eso sé lo que se siente estar ahí, que abusen de ti, te humillen y te estén amenazando constantemente. Tengo mucha empatía con la situación y me duele muchísimo lo que está pasando. Les mando un abrazo muy grande, mucha fuerza, muchas bendiciones, oración porque sé más que nadie lo que se siente. Puedo estar en sus pies. Ellos valen demasiado», dijo el artista colombiano en entrevista con TNT.
El sueño de Balvin siempre fue la música, y mientras desempeñaba estos trabajos, nunca dejó de luchar por su pasión. Tocaba en bares pequeños y participaba en competencias de freestyle en las calles, buscando hacerse un nombre en la escena urbana. Sin embargo, las oportunidades eran escasas, y la falta de papeles legales limitaba sus posibilidades de crecimiento en la industria musical estadounidense.
Finalmente, tras casi una década en el país, Balvin decidió regresar a Colombia. En su tierra natal encontró un camino más claro para desarrollar su carrera y se enfocó en perfeccionar su estilo, inspirándose en el reguetón puertorriqueño y en el hip-hop que había absorbido en Estados Unidos. Su regreso marcó el inicio de su ascenso en la música, con éxitos que pronto lo catapultarían a la fama internacional.
Hoy, J Balvin es un ícono global, pero nunca olvida sus raíces ni los años difíciles que vivió antes de alcanzar la cima. Su historia es un testimonio del esfuerzo y la perseverancia, mostrando que, incluso en las circunstancias más adversas, los sueños pueden hacerse realidad con dedicación y trabajo duro.
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