La Armadura de Dios que genera bendiciones

Por: Hernando ‘Fito’ Hurtado

Maestro de doctrina cristiana

OPINIÓN.

 

A todo lo largo de la biblia se habla del corazón como la conciencia misma del ser humano. Se cita la palabra “corazón” en más de 870 veces para significar que es la propia mente donde nacen las ideas, siendo lo más profundo de nuestro ser.

Comúnmente el hecho de abrir una puerta es para atender, recibir algo o dar la bienvenida a alguien. En este caso, abrir el corazón y abrir la puerta a Dios y a su hijo Jesucristo, es recibir y dar también la bienvenida al Espíritu Santo.

Abrir esa puerta es fuente de bendiciones porque de esa misma manera Dios abre los portones del cielo para derramar su potencia bendita sobre nosotros.

QUÉ DICE LA BIBLIA.

 

Apocalipsis 3:20 dice con claridad: “¡Mira! Yo estoy a la puerta y llamo. Si oyes mi voz y abres la puerta, yo entraré y cenaremos juntos como amigos.”

La palabra se refiere a una intimidad con el Señor Todopoderoso, para hablar con él desde el fondo del corazón porque muchas veces la gente confunde el orar con rezar y no es lo mismo.

Orar es hablar con él, conversar, es decirle qué nos pasa, qué necesidad tenemos para que nos ayude con esa petición. En cambio, rezar es repetir frases previamente hechas por otros, que por hilvanadas que sean no tendrán el mismo efecto que aquellas que salen directamente de nuestro corazón y pensamiento.

Es por eso, que hoy decimos que hay un amigo afuera esperando en la puerta a que le abramos, está tocando a la puerta, nos llama a cada uno por nuestro nombre y pide que le dejemos entrar. Él dice “ábreme”, esperando que al fin lo hagamos. Ese que toca es Jesucristo porque sabe que lo necesitamos.

Dios y Jesús nos piden que los dejemos entrar a nuestros asuntos, ya que quiere darnos una mano al saber que estamos caminando por la ruta equivocada.

UNA ORACIÓN ESPECIAL.

La decisión adecuada es dejarlo entrar al decir algo similar a esta oración que puede pronunciar dondequiera que se encuentre: «Señor Jesús, perdóname por dejarte fuera de mí, hoy te pido por favor que entres a mi corazón y toma el control de mi vida, yo sé que he fallado por ese te ruego que perdones mis pecados. A partir de ahora te acepto como mi Señor y Salvador personal para que hagas de mí la persona que tú quieres que yo sea. Toma todo lo que soy, lo que quiero, establece tu gobierno en mí, cenemos juntos, para que desde hoy cambie todo para siempre. Amén”.

Es real que hay mucha gente que no quiere que Dios la gobierne sino el mundo, con sus licores, vicios, delitos, fornicaciones, adulterios, robos, lascivias, iras, contiendas y demás pecados. Hay que decir que esas personas ya están muertas en su espíritu porque están en una situación de penosa esclavitud. Pero el Señor es bueno y ha esperado pacientemente. Y sigue esperando, pero no debemos dejarlo tanto tiempo afuera de nosotros porque el tiempo puede agotarse.

LA LIBERACIÓN.

Solamente en Cristo Jesús logramos ser libres y obtener una paz verdadera y vivir una vida auténtica de poder y revelación.

En Job 42.5 dice: “De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven”.  Eso significa que Dios siempre ha estado ahí a nuestra puerta esperando que lo dejemos entrar y Él tiene toda la paciencia de esperar, pero este tiempo también se agota y no sabemos cuándo vamos a partir, es en ese momento cuando no hay nada que hacer. El pacto con Dios hay que hacerlo antes de que venza ese tiempo en el que estamos en la tierra.

Hay una lectura propicia en Mateo 18:18: “De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo”.

Esa palabra explica, que no es bueno tener yugos de maldición, sino de bendición que se da al recibir a Dios. El pacto con Dios es ahora, ya mismo, aproveche este comienzo de 2019 para empezar a recibir el paraíso en la Tierra, viviendo plácidamente en el gran gozo de sus mandatos.

Hay muchas personas que cuando se les habla de abrir esa puerta, dicen: “Yo si quiero, pero después”, “No se preocupe que yo lo llamo”, “Es que no he tenido tiempo”.

Equivocadamente creen esos seres que quien les hace esa invitación, es el vecino o alguien común y corriente y eso parece ser cierto porque sale de un humano; pero no es verdad, porque es el mismísimo Dios que le está hablando a través de la boca de ese invitante y quiere que le sea abierta la puerta.

¿Usted ya le abrió la puerta a Dios y a su hijo Jesucristo? no se tarde mucho en hacerlo porque no se sabe cuándo se acaba el tiempo.

Al morir ya no hay marcha atrás. Por eso en la biblia existe un cierto plazo perentorio que dice en Isaías 55, del versículo 6 al 8: “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.

Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.

Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová”.

Amigo, amiga, joven, señor, señora, si usted cree que no le encuentra sentido a su vida, dese esa oportunidad de conocer verdaderamente a Jesucristo. Después de eso nada será igual en su existencia.

Algunas personas dicen: “Pero eso no es para mí porque yo creo en Dios”. Y puede ser cierto, ellos creen que Dios existe, pero hay una gran diferencia en todo esto y es que sabiendo que existe no lo buscan. Es como tener algo guardado y no usarlo. Es muy distinto creer en Dios que creerle a Dios y caminar todos los días a su lado, bajo su gobierno y protección.

Bendiciones a todos los lectores de TUBARCO que han recibido este mensaje de restauración espiritual.

¡Feliz y bendecida semana para todos!

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