El compositor y cantante José María Olivo Ibarra Guerrero, uno de los grandes exponentes de la música nariñense, falleció dejando un legado musical imborrable.
Noticias Nariño
Este domingo, la música nariñense perdió a uno de sus grandes exponentes. El reconocido compositor y cantante de Tangua, José María Olivo Ibarra Guerrero, falleció a los 78 años, dejando un legado musical imborrable. Con más de 300 canciones en su haber, Olivo Ibarra no solo fue un referente de la música popular de la región, sino también un embajador de los ritmos nariñenses en escenarios internacionales.
En un comunicado oficial, la Administración Municipal de Tangua, junto con su familia, expresó su profundo dolor por la partida del artista. «Nos unimos en oración. Maestro Olivo Ibarra, Tangua y Nariño le decimos: ¡Mil Gracias!».
Repertorio del maestro Olivo Ibarra
El legado musical de Olivo Ibarra trascendió las fronteras de Nariño y llegó a muchos rincones del mundo, gracias a sus canciones que fueron interpretadas por artistas de gran renombre. Entre sus composiciones más destacadas se encuentran «Pájaro en su Nido», «Alma Acongojada», «De Cantina en Cantina», «Propuesta», «Madre Querida», «Rumichaca», «Farándula», «Amor Prohibido», «Dulce Esperanza», entre muchas otras. Sus letras, llenas de emoción y sencillez, supieron capturar la esencia del pueblo nariñense, sus alegrías, penas y el amor por la tierra.
A lo largo de su carrera, Olivo Ibarra compartió escenario con artistas de la región, y gran parte de su vida artística estuvo marcada por la amistad y colaboración con el maestro Federico Guerrero, quien fue su compañero de guitarra durante muchos años.
Juntos llevaron los colores de la bandera de Tangua a distintos escenarios, dejando claro que la música campesina y popular de Nariño tiene un lugar preeminente en el panorama musical del país y el mundo.
Su legado no solo permanece en sus composiciones, sino también en las historias de quienes lo conocieron. Un hombre sencillo y profundo, siempre cercano a su gente y a sus raíces. La música que dejó, especialmente sus baladas y rancheras, seguirá sonando en las fiestas y celebraciones de Nariño y más allá, como un tributo a su gran talento y amor por la cultura de su tierra.
Que su esencia trascienda por siempre. ¡Gracias, Maestro Olivo Ibarra!
Con su partida, Tangua y Nariño pierden a un hijo ilustre, pero su música seguirá viva.