Foto: Mario Vargas Llosa, durante una entrevista con ABC

Estas son las novelas que definieron su trayectoria y marcaron generaciones de lectores.

Noticia Internacional.

Rodeado por sus seres queridos y en calma, falleció este domingo en Lima, a los 89 años, Mario Vargas Llosa, referente indiscutible de la literatura en español. Su hijo, Álvaro Vargas Llosa, compartió la noticia en la red social X.

Su fallecimiento causará dolor entre quienes lo amaron, lo leyeron y compartieron con él —escribió Álvaro—, pero hallamos consuelo en saber que vivió una existencia larga, intensa y fructífera, y deja como herencia una obra que trascenderá su tiempo”. La familia también comunicó que, por voluntad expresa del escritor, no se llevarán a cabo actos públicos y que sus restos serán cremados en privado.

Con una trayectoria que abarcó más de seis décadas, Vargas Llosa no solo dejó una huella en las letras hispanoamericanas, sino que fue testigo y analista del devenir político, social y cultural del continente.

Nacido en Arequipa en 1936, adquirió también las nacionalidades española y dominicana en 1993 y 2022, respectivamente, consolidando una vida marcada por el pensamiento crítico, el cosmopolitismo y una férrea defensa de la libertad individual.

Obras que marcaron la literatura universal

Vargas Llosa irrumpió con fuerza en la narrativa latinoamericana en 1963 con La ciudad y los perros, una crítica feroz al autoritarismo en los colegios militares peruanos.

Este libro no solo lo posicionó como figura central del llamado “Boom” latinoamericano, sino que también consolidó su estilo: complejo, directo y de múltiples voces narrativas.

En 1969 publicó Conversación en La Catedral, considerada por muchos como su obra cumbre. Mediante un largo diálogo entre dos personajes en un bar de Lima, el autor desnuda la descomposición moral del país bajo la dictadura de Manuel A. Odría, mientras explora el desencanto y la pérdida de fe en las instituciones.

La casa verde (1966) le valió prestigio internacional por su estructura narrativa arriesgada y por retratar la violencia en la Amazonía peruana. En Pantaleón y las visitadoras (1973), el humor y la crítica se mezclan para narrar un programa militar que emplea prostitutas como solución al “estrés” de los soldados.

La tía Julia y el escribidor (1977), inspirada en su propia vida, es una sátira sobre el amor, el melodrama radial y la creación literaria. Años después, en La guerra del fin del mundo (1981), ambientada en el Brasil del siglo XIX, el escritor alcanzó una de sus más ambiciosas exploraciones históricas sobre la violencia, el fanatismo y la utopía.

En los años 90 publicó su memoria El pez en el agua (1993), donde narra tanto su infancia como su frustrada campaña presidencial. Y en 2006, con Travesuras de la niña mala, presentó una historia de amor obsesivo que abarca varias décadas y ciudades del mundo, conectando lo íntimo con los grandes cambios históricos.

La despedida de la ficción

Su última novela, Le dedico mi silencio (2023), se aleja del mundo político para rendir homenaje a la música criolla y a la cultura popular peruana. A través del personaje de un investigador musical, Vargas Llosa explora los sueños de unidad nacional por medio del arte.

Figuras como Chabuca Granda, Óscar Avilés y Felipe Pinglo Alba aparecen en una narración que alterna ficción, ensayo y nostalgia. El protagonismo de la música como fuerza vital marca un cierre lírico para una carrera literaria que siempre osciló entre el compromiso y la belleza narrativa.

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