Cali en cuestión de rumba pasó de las baldosas rústicas a la terraza inclinada.
Cali ha cambiado en muchos hábitos, uno de ellos la rumba. Antes los más ávidos por el buen baile se daban citas en las casetas.
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En temporadas de Feria de Cali, las casetas eran muy comunes. Estos sitios eran espacios que se ubicaban en salones, entonces, se terminaban acondicionando con equipos de sonido, mesas y sillas.
Las orquestas más sonadas de la época hacían sus presentaciones.
La música de la Sonora Matancera o diferentes conjuntos tropicales y de otros géneros propios, retumbaran en los parlantes.
El suelo era de baldosa común. No hacía falta la venta de frituras vallecaucanas o como popularmente se les llama; el fiambre.
Las casetas en Cali tuvieron mucha acogida desde los 60’s hasta buena parte de los 70’s.
Algunas de renombre eran Caseta Matecaña, Caseta Las Americas y Caseta Panamericana, esta última ubicada en el antiguo hipódromo, donde hoy es parte del complejo deportivo Canchas Panamericanas.
De cierta forma, estas casetas fueron una respuesta de la clase obrera y trabajadora, a los sitios cerrados y exclusivos de los más pudientes cuando terminaban Feria de Cali y se concentraban en hoteles como el Alférez Real, San Fernando, entre otros.
Las casetas, entonces, hicieron su “rancho aparte”. Entre precios cómodos y mucho ambiente, hicieron su paso.
Una de las presentaciones que no olvidan los caleños de entre los 60’s y 70’s, fue la presentación de Richie Ray y Bobby Cruz en la Caseta Panamericana.
Los grilles
Aunque se tiene registro de los primeros grilles en la época de los 50’s, hubo un resurgir vehemente y cadencioso en los 70’s, pues fue en esta época que los pasos del estilo de baile caleño se estaba desarrollando con más fuerza.
Algunos de renombre como Honka Monka, El Escondite, Agapito, Escalinata, Nuevo Mundo, El Abuelo Pachanguero, Séptimo Cielo, entre otros.
Los grilles, no eran más que las mismas discotecas pero ya con un sonido más profesional y con una adaptación del espacio más propicio, dicho de otra manera, eran para “azotar baldosa”.
La popularidad de estos sitios tuvo una acogida tan grande que la famosa calle 5ta, se llenó de ellos.
Fue hasta 1990, que por la explosión de un carro bomba sobre la 5ta con 39, hacia las 8:50 p.m., apagó el deseo cadencioso de muchos bailadores, al menos, por ese fin de semana.
Según archivos de aquel entonces, dicha explosión fue fruto de la guerra de carteles. Este acto fue atribuido en su momento a Pablo Escobar, jefe del Cártel de Medellín.
Discotecas y terrazas
Con la llegada de nuevos géneros musicales y el auge de otro tipo de discotecas al mejor estilo americano, la influencia se fue viendo con el pasar del tiempo en los mismos sitios nocturnos de la ciudad.
Discotecas, muchas y eran a su vez, el rostro transformado de los grilles.
Sin embargo, al mejor estilo de las discotecas de rascacielos como en Nueva York, Manhattan, Bangladesh o Dubai, este estilo comenzó a instalarse en Cali.
Aunque en la ciudad solo hay una discoteca en un piso alto y está en las Torres de Cali.
Fue más fácil, para algunos adecuar las terrazas.
Con esa idea nació en su primer momento La Pérgola Clandestina, una de las discotecas que representa a Cali en el listado de las más recomendadas del mundo.
Cuenta su creador que todo comenzó con un taller artísticos en el barrio San Antonio y luego pasaron al centro de Cali.
Hoy esta discoteca cuenta con varios niveles donde se puede disfrutar de música techno, salsa y urbano.
A su paso destacan también Espacio 10-60, Cardinals, La Terraza, entre otras.
Lo cierto es que Cali sigue creciendo y la rumba hoy está tocando el cielo con la punta del dedo. Ni el Buziraco, se hubiese atrevido a tanto.