Una iniciativa ambiental de impacto global para la conservación y la reforestación.

Noticias Cop16.

En el corazón del Putumayo, entre los Andes y la Amazonia, la Fundación Kuindicocha lidera una de las iniciativas de reforestación y conservación más significativas de Colombia: el Bosque de la Paz.

Este proyecto no solo se dedica a la siembra de árboles en zonas afectadas por la extracción forestal, la ganadería y la minería, sino que también busca restaurar y proteger la biodiversidad que hace del Putumayo un territorio único en el mundo.

En un momento en el que las naciones se preparan para la COP16, la Fundación Kindicocha brinda un ejemplo de cómo una iniciativa local puede tener un impacto global en la lucha contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.

Un pulmón verde para el mundo

El Bosque de la Paz es mucho más que un proyecto de reforestación. Es una reserva de biodiversidad viva, creada y sostenida gracias a las donaciones de personas y organizaciones de diferentes países, comprometidas con la preservación de la Amazonia.

Hasta la fecha, se han sembrado más de 3,000 árboles en Putumayo, lo cual contribuye no solo a la captura de CO2, sino también al equilibrio del ecosistema local y global.

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Este «pulmón verde» ayuda a mantener la estabilidad del clima, conservar la fauna y flora endémicas, y promover un modelo de desarrollo sostenible que beneficia a comunidades locales y nativas.

El llamado del colibrí amarillo

Dentro de la misión del Bosque de la Paz, la campaña «El Llamado del Colibrí Amarillo» invita a individuos de todo el mundo a apadrinar un árbol.

Con una donación, cada persona o empresa puede apoyar la siembra de un árbol en el Bosque de la Paz y recibir un certificado que incluye la ubicación exacta de su siembra, información sobre el crecimiento del árbol, e indicadores ambientales asociados.

Este compromiso también brinda a cada donante la posibilidad de visitar el bosque virtualmente, mediante filmaciones periódicas que muestran el estado del área y el impacto de cada árbol en el ecosistema.

Una alianza con la tierra

Mario, uno de los líderes de la Fundación Kindicocha, explica que este esfuerzo no es solo una campaña ambiental, sino un «ritual ancestral» que conecta a las personas con la tierra.

Cada árbol plantado simboliza una siembra de paz y un gesto de armonía con la naturaleza. La Fundación también se centra en la educación ambiental y la preservación de conocimientos ancestrales mediante su Escuela Andinoamazónica del Buen Vivir, un espacio intercultural donde personas de todas las edades y procedencias pueden aprender sobre permacultura, economía solidaria y salud integral.

El proyecto del Bosque de la Paz va más allá de la siembra de árboles. La Fundación Kindicocha ha adquirido más de 520 hectáreas de tierras para protegerlas de actividades que degradan el ecosistema, como la minería y la ganadería intensiva.

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Estas tierras se han convertido en reservas de la sociedad civil, donde la Fundación también impulsa empresas sostenibles de la comunidad, ofreciendo alimentos saludables, productos de aseo ecológicos y medicinas bioenergéticas.

La Fundación Kindicocha, con el apoyo del Bosque de la Paz, demuestra que es posible combinar conservación, sostenibilidad y desarrollo económico, respetando las tradiciones locales y generando un impacto positivo en el entorno.

En un contexto global donde el cambio climático y la degradación ambiental se aceleran, el llamado de la Fundación es claro: sembrar un árbol es un acto de paz y compromiso con el futuro de nuestro planeta.

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