El presentador del famoso programa reveló su dura batalla para superar las adicciones.
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Manuel Teodoro es uno de los presentadores de la televisión colombiana más queridos por los televidentes. Su larga trayectoria frente a las cámaras, especialmente en ‘Séptimo Día’, lo catapultaron a tener el respeto de sus colegas y admiración de los fanáticos del programa periodístico del Canal Caracol.
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En una reciente entrevista con María Elvira Arango, en su pódcast ¡Qué locura!, Teodoro contó detalles de la fuerte lucha que libró para vencer sus problemas con el alcohol.
«Yo nací en Estados Unidos de un padre filipino y una madre colombiana que se conocieron cuando eran estudiantes. No fui planeado, como más del 50 % de los nacimientos de primíparos, entonces se casaron por obligación a los 18 años (…) Ellos no supieron cómo ser papás y también tenían sus propios traumas. Cosa que uno no entiende al principio, pero son seres humanos con defectos de carácter y, en el caso de los míos, sin ninguna idea. Estaban trabajando a puro instinto», dijo el presentador colombo-estadounidense.
Y agregó: «Yo quería la aprobación de mi mamá. Cero resentimiento y total perdón, pero ¿qué hacía? Entonces tomaba, tomaba y tomaba (…) A las 10 de la mañana me pegaba una pega deliciosa, a las 11 estaba borrado, entonces me sentaba y me quedaba dormido. Por la tarde, por ahí a las 5 de la tarde, me pegaba mi segunda pega. Eran dos al día… así durante cuatro meses»:
«Hasta 2002 cuando el comunicador decidió asistir a alcohólicos anónimos, solo un paso pequeño, porque su adicción continúo recayendo una y otra vez por cuenta de todos los problemas familiares que tenía y su manera de llamar la atención, pues sus padres se separaron y conoció otras sustancias», dijo el presentador.
«Tuve como 17 o 18 recaídas, acudiendo a Alcohólicos Anónimos (…) Hasta que un día, en diciembre de 2006, me la pegué con toda. Yo estoy vivo de milagro después de esa rumba (…) Toqué fondo, llegué a mi casa y recuerdo que mi esposa Ani dijo: ‘No quiero que tus hijos te vean así, te estás muriendo’», rememoró.
«Yo no tenía humildad, pero cuando la vida te pone en una alcantarilla y te pone a vivir con ratas, y estás caminando ya en el valle de los muertos del infierno, ahí sí te entra la humildad. Yo tuve que tocar ese fondo, desafortunadamente. Me interné y estuve 65 días con un plan posterior de soporte de 4 meses (…) Yo no me acuerdo del nacimiento de Camila, mi primera hija, porque estaba tan borracho que no podía ir al hospital», manifestó.
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