Dawn Willis. East Kent Hospitals University NHS Foundation Trust / SWNS

Ignoró los síntomas hasta que fue casi demasiado tarde.

Noticia Internacional.

La menopausia suele presentarse entre los 46 y los 50 años, con solo un 2% de los casos a partir de los 55. Se caracteriza por síntomas como sofocos, sudores nocturnos, irregularidades menstruales y dificultades para dormir.

Sin embargo, hay signos que pueden indicar algo más grave. Un sangrado inusual podría ser la primera alerta de una enfermedad que muchas mujeres ignoran hasta que es demasiado tarde.

Dawn Willis, residente de Canterbury (Reino Unido), creyó que su cuerpo simplemente atravesaba la transición natural hacia la menopausia. Siga leyendo: A hombre en México odontólogo le descubrió cáncer por extraña molestia en su boca: pensó que era por sus brackets

Durante un año, experimentó sangrado vaginal esporádico, sin darle mayor importancia.

No acudió al médico hasta que su abdomen comenzó a hincharse de forma preocupante. Fue entonces cuando recibió un diagnóstico que cambiaría su vida.

El veredicto fue devastador: padecía cáncer de útero avanzado. Un sangrado posmenopáusico puede parecer inofensivo, pero es uno de los principales signos de esta enfermedad.

En Europa, aproximadamente 15 millones de mujeres en edad reproductiva la padecen, siendo el adenocarcinoma endometrial el tipo más común, representando el 75% de los casos.

Si se detecta a tiempo, la cirugía puede ser curativa, pero una detección tardía reduce drásticamente las posibilidades de éxito.

«Me enfadé mucho conmigo misma cuando recibí el diagnóstico«, confiesa Willis.

«Pensé que el sangrado era normal, pero luego mi vientre se hinchó y mi familia insistió en que fuera al médico. Si hubiera esperado un par de meses más, no estaría aquí hoy«.

Tras recibir el diagnóstico en marzo de 2017, Willis se sometió a un año de tratamiento. Un año después, su tumor estaba en remisión y en 2022 fue declarada libre de cáncer.

Sin embargo, la batalla no terminó ahí: la radioterapia le provocó una perforación intestinal, lo que la obligó a vivir con un estoma.

A pesar de las dificultades, Willis sigue disfrutando de su vida y utiliza su experiencia para advertir a otras mujeres. «Estoy bien con mi estoma porque me salvó la vida, pero si me hubieran examinado antes, probablemente no lo necesitaría«.

Su mensaje es claro: ante cualquier síntoma fuera de lo común, no hay que dudar en buscar ayuda médica. En temas de salud, la prevención y la detección temprana pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

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