Pandillas de jóvenes que se pelean cuando llueve: El problema social que se extiendo en el Atlántico
Las constantes lluvias que azotan a la ciudad de Barranquilla y el municipio vecino de Soledad se han convertido en un motivo de preocupación para la tranquilidad y seguridad de los habitantes de la zona.
Con las lluvias, en Barranquilla y el municipio vecino de Soledad, área metropolitana del Atlántico, se han convertido en un motivo de preocupación para la tranquilidad y seguridad de los habitantes de varios barrios: las pandillas aparecen.

Noticias Atlántico.

La llegada de las primeras gotas no solo significa el inicio de una tormenta, sino también la alerta para que algunos residentes se refugien, conscientes de que las calles pronto se convertirán en campos de batalla para pandillas juveniles en el área metropolitana del Atlántico.

Esta problemática ha creado un ambiente de temor generalizado entre las comunidades locales.

Y es que ven en la lluvia no solo un fenómeno natural, sino también un desencadenante de conflictos violentos entre grupos de jóvenes.

Durante el tiempo que dura la lluvia, que puede ser de media hora a dos horas, se desata una verdadera guerra urbana, donde piedras, palos y, en casos más alarmantes, armas blancas como machetes y cuchillos son utilizados.

Además, se reporta el uso de armas de fuego caseras, conocidas como chopos y changones, así como pistolas improvisadas.

Las autoridades locales han identificado 24 puntos críticos donde estas confrontaciones son más recurrentes. 

La pelea de pandillas bajo la lluvia, se extendió en el Atlántico

La situación alcanzó un nivel crítico, como el pasado domingo 25 de junio del presente año, cuando un grave incidente dejó como resultado la trágica muerte de un menor de 15 años. 

El enfrentamiento entre jóvenes, que incluyó el uso de armas de fuego, tuvo lugar entre los barrios La Luz y La Chinita, en la zona suroriente de Barranquilla. La violencia, documentada en videos captados por la comunidad, revela la gravedad de la situación.

Durante estos disturbios, el joven de 15 años recibió un impacto de bala en la cabeza, resultando gravemente herido y posteriormente falleciendo.

Este trágico suceso señala la urgencia de abordar el problema de la violencia juvenil que se desencadena durante las lluvias en esta área específica. 

Las autoridades locales, en conjunto con la comunidad, deben trabajar en estrategias efectivas para garantizar la seguridad de los habitantes y prevenir futuros episodios violentos en medio de condiciones climáticas adversas.

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