La paranoia mató a «Guacho»

 

NARIÑO/ESPECIAL.

 

Así le resumió a TUBARCO un avezado investigador de las Fuerzas Militares los hechos que terminaron costándole la vida al hombre más buscado en el último año en Colombia, «Guacho».

 

Y es que este campesino, de sangre ecuatoriana, no sólo termino siendo calificado como un capo sino un verdadero mito incluso al interior de las tropas.

 

Entre los soldados, policías e infantes, son sabidas las historias, incluso de brujería.

 

Era el máximo cabecilla del frente Oliver Sinisterra, disidencia de las Farc.

 

De Guacho hay pocas imágenes, esta fue la única entrevista que concedió para televisión. Foto: Noticias RCN.

 

“Él contrato los servicios de al menos dos brujas. La idea era que siempre tuviera un ‘manto’ que lo cubriera de las balas”, contó el investigador.

 

Este tipo de versiones entretejidas en torno a su figura cobraron más fuerza con lo ocurrido a mediados de septiembre.

 

En ese entonces, un ‘Guacho’ rodeado escapó, milagrosamente.

 

Entonces un francotirador le disparó en varias oportunidades.

 

“La selva es grande, pero los soldados siempre se preguntaban por qué si miles de ellos lo buscaban donde decían que estaba, nunca lo hallaban”, añadió.

 

LAS ÚLTIMAS HORAS

TUBARCO habló con dos fuentes en Llorente, un corregimiento situado a poco menos de una hora de Tumaco, último bastión donde cayó Guacho.

 

Allí relataron que se había vuelto paranoico y ello lo llevó a cometer errores.

 

“Él tenía más de 250 hombres armados a su servicio. Pero empezó a dudar de muchos de ellos y fue reduciendo su anillo de seguridad”, apuntó una de ellas.

 

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La fuente dijo que esa desconfianza, lo llevó a quedarse únicamente con su mano derecha, alias Pitufo.

 

Y tenía un par de decenas más de guardias.

 

“Pitufo era el que le estaba cuadrando todo porque él ya no tenía cabeza para nada. Además se estaba quedando sin plata por tanto asedio en su contra”, manifestó.

 

 

Cuenta que le recomendaron quedarse en el triángulo del Telembí (Barbacoas, Magüí y Roberto Payán), él no les hizo caso.

 

“Le señalaron en Telembí  ya no estaba alias David, su enemigo”, sostuvo.

 

Pese a las advertencias, Walter Patricio Arizala se dirigió a la vereda la Azúcar.

 

INTELIGENCIA, DETERMINANTE

El pitazo a las Fuerzas Militares de su estancia en el sector lo dieron fuentes humanas de la zona.

 

La triangulación también a sus comunicaciones (se interceptaron más de 100 líneas) fueron determinantes.

Ya con la certeza de su posible ubicación, se desplegó un dispositivo especial.

 

Aunque siempre se mantuvo una intensa persecución de la Policía, el Ejército y la Armada.

 

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‘Guacho’ creyó hasta último momento que podría escapar y pidió a sus hombres mantenerse en pie.

 

Al final, un disparo acabó con su prontuario de más de una década en la guerrilla de las Farc.

 

Allí inició apenas a los 17 años con el control de explosivos.

 

HORRENDOS CRÍMENES

Walter Patricio Arizala era visto como un disidente mediamente raso hasta mediados de 2017.

 

En octubre de ese año su nombre adquirió notoriedad al sindicársele de la turba campesina que terminó con la lamentable muerte de siete labriegos en zona rural de Tumaco.

 

Desde allí entró en el radar de las autoridades.

 

En los próximos meses a ello Guacho ordenó el derribamiento de torres de energía.

 

Esos atentados  dejaron sin fluido a más de 200 mil habitantes en la costa nariñense.

 

Asimismo, ya en el arranque de este año, protagonizó dos cruentos atentados con carrobomba a la milicia ecuatoriana, al mejor estilo de Pablo Escobar.

 

Pero los dos hechos que lo volvieron el enemigo común de Colombia y Ecuador sucedieron con el secuestro y posterior asesinato de tres integrantes del Diario El Comercio.

 

El periodista Javier Ortega, el fotógrafo Paúl Rivas y el conductor Efraín Segarra fueron plagiados en Mataje, zona fronteriza entre Ecuador y Tumaco.

 

El rapto terminó en tragedia cuando hombres al mando de Arizala los asesinaron a sangre fría.

 

Ya con el asedio internacional, Guacho también decidió ajusticiar a otros dos ciudadanos ecuatorianos: Óscar Villacis y Katty Velasco.

 

Estos dos amargos pasajes estuvieron a punto de desatar también fuertes roces diplomáticos entre Colombia y Ecuador, por mea culpas en el tratamiento de los casos.

 

De hecho, para los familiares de los comunicadores, con la muerte de Guacho no hay justicia. “Se llevó información que hubiera sido importante para saber qué fue lo que pasó”, señalaron.

 

¿REY MUERTO, REY PUESTO?

Con su muerte se abre una cascada de interrogantes sobre quien será su reemplazo en el frente Oliver Sinisterra.

 

 

Los focos apuntaban hacia alias Pitufo, pero fue dado de baja en la operación.

 

Así entonces se prevé una disputa interna de mandos medios por llegar a la cúspide de esa estructura criminal.

 

En Tumaco, toda la costa nariñense y hasta en Ecuador, temen una espiral de violencia.

 

De los 243 homicidios que van en 2018 en Tumaco, más del 85%, creen las autoridades, obedecen a disputas de los hombres de Guacho con carteles mexicanos, Bacrim y las Guerrillas del Pacífico.

 

Pero aunque este golpe no devuelve la paz a Tumaco, si puede ser la puerta de entrada a otra era menos dolorosa para el Pacífico nariñense.

 

 

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