Detrás de la historia, está Rosita, una niña sordo-muda, que empieza a juguetear entre las piedras y miró hacia al interior de la cueva donde aprecia la imagen de la Virgen de Las Lajas.
Noticias Nariño
Como es tradición, cada Semana Santa, el Santuario de Las Lajas recibe a miles de turistas que llegan con fe y devoción a visitar a la Virgen.
Inclusive, muchos llegan caminando para cumplir con penitencias y avivar la fe.
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Sin embargo, detrás de esta majestuosa obra que inclusive ha sido catalogada como una de los templos más hermosos del mundo, se refleja la emotiva historia de un milagro.
Precisamente, la historia tiene como protagonistas a dos mujeres María Mueses y su hija Rosa, de procedencia indígena del pueblo de Potosí.
Conocedores cuentan que ellas caminaban desde Ipiales hasta su casa en un día lluvioso, donde tuvieron que parar en una cueva para escamparse.
Sin embargo, aclaran que la pequeña Rosa que era sordo-muda, empieza a juguetear entre las piedras.
El milagro
Pero precisamente se dice que la niña en el interior de la cueva de un momento a otro ve una bonita imagen.
Se trataba de la Virgen.
Lo emotivo de esta historia es que al ver la aparición, le habla por primera vez a su madre diciendo:
“Mamita, Mamita la Mestiza me llama, vea que se ha despeñado con un mesticito en los brazos y dos mestizos a los lados”, dice.
Luego de que las autoridades eclesiásticas corroboraron la aparición.
Por ello, se decide construir un pequeño templo con piedra laja.
Sin embargo, la idea de la construcción de una obra colosal, digna de la veneración hacia la madre de nuestro Señor Jesucristo siguió rondando la cabeza de varios entusiastas y devotos.
Por ello, le encomiendan al arquitecto ecuatoriano, Mariano Aulestia iniciar con el ensanchamiento del templo.
Sin embargo, es enero de 1916, se inicia la construcción del actual Santuario, con el ingeniero ecuatoriano J. Gualberto Pérez, el pastuso Lucindo Espinosa y el arquitecto italiano, Abraham Giacometti, terminándolo en agosto de 1949.
Por ello, precisamente hay una representación en la entrada al templo que representa a Rosita con su madre.
Es por ello, que sus fiestas patronales se celebran en septiembre, con el quincenario.
El día quince son las vísperas y el 16 la fiesta solemne, con gran afluencia de peregrinos venidos de Colombia, del Ecuador y del mundo entero, realizando su visita a su excelsa patrona, para rendirle el homenaje de veneración.