Nariño es una tierra de tradiciones y sabores cautivadores, y el Viernes Santo cobra vida con un plato emblemático: la Sopa Juanesca
El Viernes Santo cobra vida con un plato emblemático: la Sopa Juanesca. Foto: Restaurantes La Merced Pasto.

Nariño es una tierra de tradiciones y sabores cautivadores, y el Viernes Santo cobra vida con un plato emblemático: La Sopa Juanesca.

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La sopa de la Juanesca, es una herencia culinaria de generaciones, une a familias y amigos en esta fecha tan especial de Semana Santa. La receta, ha sido guardada y transmitida de padres a hijos, los secretos de una preparación exquisita.

En Nariño, el Viernes Santo es más que una fecha en el calendario; es una celebración de la tradición, la familia y, sobre todo, el buen comer. Y en el corazón de esta festividad, la Sopa Juanesca se roba el protagonismo.

Para comenzar, las calabazas verdes son las protagonistas. Cuentan algunos nariñenses que usan la parte blanca de la calabaza y la cocinan hasta obtener una sustancia semi viscosa.

En una paila grande, también se le agrega arvejas, frijoles, olloco, papa parda, mazorcas de choco tierno.

“Removemos todos los ingredientes y cubrimos la olla para permitir que continúe cocinándose. Al final, incorporamos el maní tostado y molido hasta lograr una textura fina, reduciendo la temperatura y permitiendo que la mezcla termine de cocer a fuego lento. Removemos constantemente hasta que la Sopa Juanesca esté lista para servir” señalaron.

La tradición no se detiene aquí. Los pescados frescos fritos se suman al banquete. La Sopa Juanesca encuentra su complemento perfecto en el arroz blanco pescado y patacón.

Este plato trasciende fronteras, encontrando eco en tierras lejanas como Cuba y Ecuador, donde se adapta a los ingredientes locales sin perder su esencia.

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