80 bachilleres de colegios públicos de Cali recibieron becas para cursar una carrera en la Universidad del Valle.

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“Esto tiene que ser un sueño”, dijo Sálpides, orgulloso, con el peso de la noche sobre sus ojos y una sonrisa que parecía contenida por una eternidad.  Sus manos gruesas, de dedos redondos y uñas planas como monedas, sostenían a su hija Melanie Dayán por la cintura. Un abrazo poderoso y hondo que cortaba el frío del amanecer.

La chica sonreía con timidez, sin dejar ver los dientes, con sus ojos maquillados bien abiertos. Sobre su pelo liso llevaba una gorra azul con la frase “BECADOS PARA EL PROGRESO”.

Ella, Melanie Dayán Mueces, es otra de los 80 jóvenes que, gracias a sus buenos resultados en las Pruebas Saber 11, fueron elegidos en el programa Becados para el Progreso, con el que la alcaldía de Maurice Armitage premió a los mejores bachilleres del sector público con una beca completa para estudiar el pregrado que desearan en la Universidad del Valle, dándoles además $1’800.000 semestrales para gastos de transporte, alimentación y material académico.

“Esto es un sueño porque nunca pensé estar aquí, delante de todo este comité del Alcalde, y mirar alrededor y ver a todos estos muchachos becados. Me siento feliz. Esto nunca lo había sentido. Le doy gracias a Dios y a Armitage”, dice Sálpides, sin dejar de sonreír. También sin dejar de abrazar a su hija.

 

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El acto oficial de entrega de becas a los 80 beneficiados del programa Becados para el Progreso se llevó a cabo este jueves a primera hora, en la emblemática plazoleta Jairo Varela, donde el alcalde Maurice Armitage, acompañado por los líderes de la Secretaría de Educación y de algunas otras dependencias municipales, destacaron el sacrificio de los bachilleres de las instituciones educativas oficiales y de sus familias.

El alcalde de Cali, quien se dejó ver conmovido durante todo el acto, cerró la ceremonia con un sentido discurso. “El llanto se nos va a suspender, porque este es un buen día para todos”, comenzó.

“Estoy plenamente convencido de que la única forma de mejorar este país es con la educación. No me cabe la menor duda. Hoy tenemos más de 7000 niños de cero a cinco años en los CDI (Centros de Desarrollo Infantil). Estamos tratando de que tengan buena alimentación y de que se vayan formando bien. Después, con Mi Comunidad es Escuela, que vayan a un colegio bueno, a un bachillerato bueno. Y con Becados para el Progreso, que hoy puedan terminar estudiando en la Univalle, que es una de las mejores universidades del país. Estamos dando 80 becas, no son muchas, pero es la primera vez que esto se hace en la historia de Cali”, puntualizó el mandatario.

“Yo me voy en diez meses, pero esto les garantiza a ustedes el estudio por los cinco años que dura la carrera. Ojalá en cinco años, que alguno de ustedes se gradúe, me invite al grado”. Al alcalde se le quiebra la voz entre los aplausos de los muchachos y sus familiares. Tose un poco intentando aguantar el llanto. Un gesto habitual cuando se conmueve.

“Porque lo importante, al final, no es que entren hoy, sino que se gradúen mañana. Y que ustedes puedan transmitirle a los habitantes de Cali y a toda la ciudad todo lo que van a aprender en la universidad”, prosigue Armitage.

“No vayan a perder esta oportunidad, saquen esta carrera adelante, valoren el esfuerzo que hacen sus papás a diario. ¡Ustedes se tienen que graduar y tienen que seguir siendo buenas personas!”, remata.

En el público, entre decenas de mamás emocionadas y papás grabando con sus celulares, están Sálpides y Melanie Dayán. Padre e hija, habitantes del barrio Antonio Nariño de la comuna 16. Sentados están ellos, con el pecho henchido de felicidad y el corazón palpitando fuerte.

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— Voy a estudiar licenciatura en Ciencias Sociales. Desde el colegio me han gustado las ciencias sociales; la historia de Colombia y del mundo, la geografía, y poder enseñarlos es algo que me motiva a estudiar más— cuenta Melanie Dayán. Su papá la mira con júbilo— No esperaba esta beca, yo pasé a Univalle, ya había sido admitida, por lo que estaba muy feliz, pero ahora con esta oportunidad de que por cinco años voy a tener todo gracias al Alcalde y a la Secretaría de Educación, esto es una felicidad muy grande. Todavía no me lo creo. Es como…

— ¡Un sueño!— interrumpe Sálpides— Un sueño que yo veo hecho realidad. Ahoritica que yo salgo de trabajar, de vigilar las calles en mi trabajito, esto es un sueño para mi familia. Ahora que todos sepan que mi hija es becada por la Alcaldía de Cali, es algo increíble…

El hombre lleva una chaqueta impermeable de color azul turquí de alguna empresa de seguridad privada. Es verdad: lleva más de doce horas de trasnocho a cuestas, cuidando carros por las canchas Panamericanas, lleva el peso de la noche sobre sus ojos, pero también lleva el corazón lleno de esperanzas por un mejor futuro.

“Estoy muy feliz por mi hija, muy feliz por este premio. Yo nunca esperaba esto. Yo pensaba “¿cómo le voy a pagar el estudio a mi hija?”. No tenía los recursos. Pero gracias a Dios y a la inteligencia de ella, pudo obtener esta beca y podrá seguir estudiando. Gracias al doctor Armitage por esta oportunidad. Que el señor lo siga iluminando y que siga dándole estas oportunidades a quienes realmente las necesitamos”, dice Sálpides, más despierto que nunca pese al cansancio. Melanie Dayán, la futura profesora de Ciencias Sociales, lo abraza.

Quizá entonces sí sea un sueño. Un sueño hecho realidad que los une en esta mañana fría de cielo color plomo. Para ellos no hay lluvia ni incertidumbre que valgan. Hay, en cambio, una sensación de complicidad, de triunfo. Como quien se ríe del destino con una mueca burlona. El orgullo de una familia que con trabajo y constancia ve una luz lejana y cálida, un camino de esperanza hacia el progreso.

Crónica escrita por Heinar Ortiz Cortés – Alcaldía de Cali

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