La Fiscalía ocupó dos fincas pertenecientes a Roberto de Jesús Escobar Gaviria, alias el Osito, hermano del narcotraficante Pablo Escobar Gaviria.
Noticias Colombia.
La Fiscalía General de la Nación ha llevado a cabo una importante operación de extinción de dominio, ocupando dos fincas que pertenecían a Roberto de Jesús Escobar Gaviria, conocido como ‘el Osito’, hermano del famoso líder del Cartel de Medellín, Pablo Emilio Escobar Gaviria.
«Estas propiedades, adquiridas con dinero proveniente del tráfico de estupefacientes, reflejan una parte de la vasta red de bienes que los hermanos Escobar amasaron durante los años de actividad delictiva», indicó la Fiscalía.
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La Fiscalía General, en colaboración con la Policía Nacional, ocupó dos fincas denominadas ‘Trocadero’ y ‘Piedras’, ubicadas en la vereda El Obispo, en Supía, Caldas. Estas propiedades suman una extensión de más de 86 hectáreas y están avaluadas preliminarmente en más de 4.770 millones de pesos.
Durante las diligencias, se descubrió que las fincas estaban conectadas entre sí y contaban con diversas comodidades como árboles frutales, una piscina y algunos lujos que sugieren que eran utilizadas para eventos sociales y reuniones.
Los elementos de prueba recabados durante la operación indican que las fincas eran propiedad de Roberto de Jesús Escobar Gaviria desde 1990, aunque estaban registradas a nombre de familiares o empleados para ocultar la verdadera titularidad.
La investigación reveló que estas propiedades fueron adquiridas con recursos ilegales obtenidos por Pablo Escobar, consolidando aún más la influencia del Cartel de Medellín en la región.
Historia de las propiedades de Escobar
Roberto de Jesús Escobar Gaviria, alias el Osito, jugó un papel crucial en las operaciones del Cartel de Medellín. Su relación con su hermano Pablo y su participación activa en las actividades del cartel le permitieron acumular una considerable fortuna.
Las fincas ‘Trocadero’ y ‘Piedras’ son un ejemplo de cómo el dinero del narcotráfico se invertía en bienes raíces para lavar los fondos y asegurar un refugio seguro para las operaciones del cartel.
La historia de estas propiedades se remonta a la década de 1990, un período en el que el Cartel de Medellín estaba en la cúspide de su poder. Durante estos años, los hermanos Escobar adquirieron numerosas propiedades en Colombia y en el extranjero, utilizando nombres falsos y prestanombres para evitar la detección.
Además de su valor monetario, estas propiedades tenían un valor estratégico. Su ubicación remota y la extensión del terreno permitían a los miembros del cartel llevar a cabo reuniones privadas y fiestas sin atraer la atención de las autoridades. Estos lugares se convirtieron en centros de operación y recreación para los líderes del cartel.
Estos bienes confiscados quedarán a disposición de la Sociedad de Activos Especiales (SAE), entidad encargada de administrar y disponer de los activos incautados al crimen organizado.
