La oración el remedio efectivo ante la adversidad

Indudablemente vivimos momentos de tensión, opresión y gran angustia. La razón es que el mundo pegó un tremendo ‘frenazo’, además inesperado. La vida normal de hoy es otra completamente distinta. Lo que era, ya no es y vemos que solo Dios prevalece.

Son tiempos de un cambio espiritual radical; incluso se nota en redes sociales los mensajes para alabar al Todopoderoso porque estiman que estamos viviendo un castigo. Puede decirse que hay una reprensión para obligarnos a cambiar de rumbo porque el mundo le ha dado la espalda a su creador.

Y es que el confinamiento, cuarentena o aislamiento tiene un propósito; además de evitar el contagio de la enfermedad, es también la manera de que nos miremos entre todos, física y espiritualmente. Es decir, mirar hacia adentro, con rescate de valores, de la vida familiar, de la convivencia en pareja y examinar la relación con el prójimo.

En esta situación excepcional, la única solución es acercarnos a Dios en oración y en clamor. Existe muchísimo temor ante la incertidumbre de lo que vendrá en materia de salud, económica y el futuro que nos espera. Es así, que la humanidad está buscando misericordia para no sentirse oprimida y porque se juega la existencia misma.

«Respóndeme cuando clamo, Oh Dios de mi justicia. Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar; ten misericordia de mí, y oye mi oración». Salmos 4:1.

¿QUÉ ESPERAMOS?

Todos estamos esperando que algún científico en el mundo haga el descubrimiento de una vacuna o de un tratamiento eficaz para evitar la pandemia; pero ciertamente esta situación no va a cambiar pronto. Los pronósticos más alentadores indican que esto no sucederá antes de 18 meses. Además, lo expertos han expresado que hasta 2024 podremos ser contagiados.

Después de que pase todo esto, la historia y los propios relatos personales hablarán de aquella época cuando fuimos atormentados por un virus, un enemigo microscópico que nos cambió el pensamiento; cambiaron los planes, cambió la sociedad, cambiaron las costumbres y la forma de relacionarnos. Lo único que no se modifica, hay que tenerlo muy presente, es la palabra del Señor que siempre se cumple.

Una de aquellas promesas es la siguiente: «He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad». Jeremías 33:6.

Siempre estamos en los planes de Dios y nada, por malo que nos parezca, deja de tener un propósito bueno: «Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Jeremías 29:11.

En síntesis, sí hay que esperar esa vacuna, pero será mucho mejor aguardar la misericordia de Dios porque estamos en sus manos. Llegó la hora de orar y clamar al Altísimo para que la situación cambie a nuestro favor.

o

 

¡Feliz y bendecida semana a todos los lectores de TuBarco!

Escrito por Hernando ‘Fito’ Hurtado, Maestro de doctrina cristiana.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí