El impacto psicológico en los conductores del MIO: Reciben agresiones y heridas por vandalismo
Su labor va más allá de manejar un vehículo durante largas jornadas; se enfrentan al desafío de lidiar con el estrés y la intolerancia de los pasajeros.
Su labor va más allá de manejar un vehículo durante largas jornadas; se enfrentan al desafío de lidiar con el estrés y la intolerancia de los pasajeros.

Noticias Cali

En Cali, el Sistema Integrado de Transporte Masivo, conocido como MIO, ha sido una respuesta a los desafíos de transporte y tráfico que enfrenta la capital vallecaucana. 

Sin embargo, detrás de la eficiencia operativa del MIO y sus esfuerzos por ofrecer una solución integral se encuentra una realidad menos visible pero igualmente impactante: el impacto psicológico en los conductores, quienes a diario enfrentan situaciones de agresiones y heridas por actos de vandalismo.

«La rutina desafiante de los conductores del MIO»

Los conductores del MIO son seres cotidianos, responsables de transportar a cientos de caleños y visitantes hacia sus destinos. 

Sin embargo, su labor va más allá de manejar un vehículo durante largas jornadas; se enfrentan al desafío de lidiar con el estrés y la ira de los usuarios en un entorno donde la intolerancia en el horario pico es moneda corriente.

Es común ver casos donde la intolerancia de los pasajeros se convierte en agresiones verbales o físicas hacia los conductores, quienes deben soportar el peso emocional de situaciones que, operativamente, no son de su responsabilidad.

El vandalismo se manifiesta en diversas formas, desde quejas por el servicio hasta robos, generando un ambiente tenso y peligroso.

«Un incidente ilustrativo en el MIO»

Cae la tarde, son alrededor de las 6:40 p.m., la ruta P40A se convierte en el escenario de un incidente revelador. 

Los usuarios, cansados de esperar aproximadamente 45 minutos, abordan el vehículo sin problemas aparentes. Sin embargo, la situación toma un giro inesperado en la parada del centro.

Una usuaria, desafiando las normas, se encuentra fuera de la línea permitida. El conductor, responsablemente, le pide que se mueva hacia el interior. 

Sin embargo, la usuaria hace caso omiso, y casi es impactada por el vehículo. La reacción de la pasajera deja a todos atónitos: rompe uno de los retrovisores y arremete verbalmente contra el conductor.

Ante la situación, el conductor informa del incidente y, segundos después, se le notifica que, debido al daño en el retrovisor, es peligroso continuar transportando a los usuarios.

El vehículo se detiene, mientras otro conductor asume la ruta para trasladar a los viajeros. 

Esta cadena de eventos resulta en horas perdidas para el usuario, el conductor y un vehículo menos en circulación.

«El trasfondo del MIO y sus desafíos»

El MIO nació como respuesta a los problemas de transporte en Cali, con la intención de ofrecer soluciones económicas, sociales y ambientales. 

Sin embargo, la realidad operativa ha llevado a los conductores a enfrentar no solo la congestión y las deficiencias del sistema, sino también el impacto psicológico de la agresión y el vandalismo.

En medio de estos desafíos diarios, los conductores del MIO se mantienen como pilares fundamentales del transporte público, soportando una carga emocional que va más allá de sus responsabilidades operativas. 

La falta de cultura ciudadana y el descontento de los usuarios representan obstáculos adicionales para la operatividad del vehículo, generando un círculo vicioso de tensiones que afecta a toda la comunidad caleña.

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