"No me han dejado solo": papá de Michell Dayana.

«Risitas», como le decían de cariño a Michel Dayana, terminó asesinada a pocoas cuadras de su casa, cuando había saludo a comprar unos dulces. El señalado feminicida no ha sido capturado, y a ella, ya la sepultaron, su padre en medio del dolor, reflexionó sobre el cuidado de los hijos.

Noticias Cali.

Mientras este lunes 11 de diciembre, en medio del dolor, familiares, amigos, vecinos, autoridades y cuidadanos despedían en el polideportivo de San Judas a Michel Dayana, y en la tarde la acompañaron con una caravana al cementerio en Yumbo, se seguían conociendo datos del horrendo crimen que ha conmocionado a Cali, Valle del Cauca y Colombia.

«Risitas», como le decían a la adolescente por su permanente sonrisa y alegría, terminó asesinada.

La joven, salió a la tienda la Noche de Velitas el 7 de diciembre y no volvió a su casa.

«Cuiden a sus hijos. Aunque lleven años viviendo en el mismo barrio, desconfíen, cuidenlos».

Su padre, Génaro, su familia, amiguitos de la cuadra y vecinos empezaron a buscar. No se imaginaban el terrible final que tendría este episodio.

Michel Dayana, la víctima de un cruel feminicidio

Todo terminó en un feminicidio de Michel Dayana, menor de 15 años edad, quien fue encontrada sin vida dentro de una maleta en un taller automotriz del barrio San Judas Tadeo, el pasado viernes, 8 de diciembre.

Su padre, en medio del dolor, ha hablado de algunas situaciones registradas en torno a este macabro crimen.

Ha señalado que la noche que buscaban a su hija, le preguntaron dos veces al vigilante (Harold Andrei Echeverry) si había visto pasar, y dijo que no.

Lo demás se ha informado amplíamente, aunque hay detalles desconocidos que son reserva del sumario en la investigación.

Será la Fiscalía la que informe cómo avanza la pesquisa, hallazgos y sobre los antecedentes del señalado y sospechoso.

«Cuidemos a nuestros hijos»

Génaro, quien hoy llora la cruel muerte de su hija, a quien recuerda como «niña muy inteligente, que estaba apenas empezando la vida, alegre», lamentó y le pidió perdón, «por no estar ahí para defenderte», dijo.

Él, la estuvo buscando toda la Noche de Velitas y madrugada del viernes festivo.

«Sabía que algo le había pasado, porque ella siempre me contestaba el teléfono, no se me iba sin permiso nunca», contó.

Cuando esa noche, ella ya llevaba más de media hora en la calle, cuando iba a la tienda a comprar un mecato y volvía rapido, pero nada. «Tuve un presentimiento». Pero no imaginó, lo que ocurriría.

En la búsqueda, pasó por el taller automotriz, y hasta le preguntó al vigilante.

Cuando estaba en medio de la sepultura, reflexiona sobre el cuidado de los hijos menores.

«Cuiden a sus hijos. Aunque lleven años viviendo en el mismo barrio, desconfíen, sospechen, cuidénlos», es su llamado.

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